martedì 11 gennaio 2022

EL VUELO

Cada vez que vuelvo me gusta hacer una pieza sobre el vuelo de ida y vuelta, quizás no sea algo que le interese a muchos pero a mí me interesa.

Cada vuelo de 10.000 km de distancia (hay muchos de Valgioie a Las Tunas) es una pequeña aventura, más hoy en día donde moverse en tiempos de pandemia también es un acto de valentía o temeridad según se quiera ver.

Por primera vez tenía el vuelo por la tarde, nunca había pasado en 21 años en Cuba, así que a eso de las 15 me bajo con el carro y Birillo, mi beagle, a quien dejaré enseguida con mi amigo canguro. pero sobre todo un entrenador, Giaveno.

Así que paso por el gimnasio de Cascine Vica donde dejo el coche en el patio seguro y protegido.

Un amigo me lleva a Caselle en el aeropuerto, el mismo amigo me recogerá a mi regreso y me llevará a tomar el auto.

En el aeropuerto me espera el hermano de mi compañero del gimnasio, que es el encargado del sistema de calefacción del aeropuerto, con él al lado hago el chequeo.

Solo tengo equipaje de mano, debe ser de 12 kg pero son casi 15, la chica del mostrador quiere abordarlo pero el encargado del aeropuerto es amigo del hermano de mi pareja y me deja pasar aunque me pase de lo permitido peso.

En la puerta me encuentro con el amigo italiano con el que había volado y puesto en cuarentena en enero, el vuelo a París sale puntual.

En París preguntamos en el mostrador de Air France si hay vales para comer y dormir ya que el vuelo es al día siguiente y nos cambiaron.

Despues de media hora de consultas nos dicen que nos tenemos que arreglar solos ya que nos comunicaron a tiempo el cambio de vuelo, el otro dia me dijo mi abogado Confirmado que no hay callos para gatos, no importa.

Sale el vuelo a La Habana

bastante a tiempo, apenas llegué logro escapar de los controles de aduana ya que me sobraban unos cuantos teléfonos, busco un taxi.

Llego a la terminal de ómnibus, atrás de la plaza de la Revolución, un par de horas antes de la salida del bus a Holguín, el que había reservado.

Llueve en La Habana, así que me como un sándwich mientras espero para embarcar.

Llego a Tunas a las 7 de la mañana, hasta logré dormir un poco, 15 minutos después por fin estoy en casa.

A la vuelta salgo de Las Tunas por la tarde después de haber comprado el billete con la tajeta en bitcoin días antes, llego a La Habana a las 9 de la mañana, también dejé el trolebús en Las Tunas llevo conmigo solo una bolsa verde donde Tengo más que suficiente dentro de otras cosas de invierno para Italia.

Como ando perdida, por pcr, los 3 días habituales en La Habana empiezo a caminar, camino por la Calle 23 hasta el Malecón y llego a casa de mi amiga donde dejo la bolsa.

Pasear por La Habana siempre es algo que llena el corazón y la vista

Vamos a dar una vuelta charlando de nuestras vacaciones, a la hora de comer vamos a comer al restaurante al que suele ir, incluso en este caso, como en Las Tunas han subido los precios, por suerte tenemos el cambio informal que nos ayuda.

A eso de las 3 de la tarde tomo mi pequeño equipaje, nos despedimos y me tiro de nuevo a la calle subiendo por Paseo, en cierto punto paro un taxi en el vuelo al aeropuerto.

llego a jose 'marti', el aeropuerto de la capital, un par de horas antes del vuelo, veo si de casualidad cambian los pesos en euros pero no hablan de eso, no importa que sirvan para el proxima ronda.

Casi nadie está en el check-in, incluso si el avión estará casi all lleno, paso rápidamente a la puerta.

En el deber compre ron, puede pagar con tajeta o en efectivo pero solo con moneda extranjera, ni siquiera con copa como era posible en febrero.

Antes de embarcar me preparo un mojito en el bar de la izquierda, nada más entrar en la sala de embarque es hora de irse.

De vuelta en el tiempo, unas horas de escala en París lo suficiente para acostumbrarse al cielo gris y luego volar a Turín.

Solo un pensamiento salió de Caselle... "A la mierda ese frío".


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