CHURCHILL EN CUBA

 

En febrero de 2020, durante el duodécimo festival del Habano celebrado en La Habana, la parte del león se la llevó la presentación del “Wide Churchil”, el nuevo formato de puros Romeo y Julieta.

Apenas dos meses antes, una colilla del preciado puro cubano fumado por el estadista en 1942 fue subastada por el equivalente a 5.000 euros.

Sin embargo, el exprimer ministro británico ya ha dado su nombre a un puro de longitud media y unos 2 cm de diámetro, mientras que el Wide es un puro largo y grande hecho de una sola hoja.

Winston Churchill estuvo en Cuba en dos períodos específicos de su existencia.

La primera vez fue en 1895 para celebrar su cumpleaños número 21, en ese momento el estadista era oficial del 4º Regimiento de Húsares de Su Majestad.

Fue a Cuba para ver de cerca la guerra que los cubanos estaban luchando por su independencia frente al opresor español.

En esa ocasión el futuro Lord del Almirantazgo Británico recibió el bautismo de fuego, además de vaciar los sótanos habaneros de Rhum.

La escaramuza en la que fue protagonista tuvo lugar hacia Sancti Spiritus, Churchill estaba en compañía de 3000 españoles que se dirigían hacia Arroyo Blanco.

Marchó a caballo durante horas, durmió en una hamaca, se bañó en los ríos, pero nada significativo le sucedió al joven oficial británico.

Hasta que una mañana su grupo fue sorprendido por un ataque con fuego de rifle, uno de los cuales derribó a un caballo que pastaba pacíficamente cerca del futuro estadista.

El grueso de las tropas españolas corrió pero no encontró a nadie, los atacantes cubanos ya habían desaparecido.

Churchill se dio cuenta de las dificultades de los españoles para enfrentarse a un enemigo que venía, golpeaba y desaparecía, afirmo en sus memorias cómo se dio cuenta de que "España estaría arruinada y desangrada frente a un ejército andrajoso armado principalmente con machetes".

Evidentemente, todas sus simpatías convenían al Reino Ibérico.

Su segunda visita fue en 1946, había perdido las elecciones de la posguerra pero a pesar de esto fue recibido como jefe de Estado, se bajó del Boeing en el aeropuerto de Rancho Boyeros haciendo la señal de V con los dedos a la multitud que lo esperaba. en el aeropuerto.

En ese momento el ex primer ministro comenzó a desviarse del protocolo organizado, se levantó a las 5 de la mañana, poniendo en jaque a todo el personal del hotel donde se hospedaba.

Pasaba su tiempo jugando a las cartas con cualquiera, comiendo, bebiendo y fumando sin restricciones. Pidió ir a la capital con un auto descapotable, dado que el protocolo cubano no lo tenía, el dueño de la fábrica de puros Partagás ofreció el suyo, actuando de buen grado como conductor a cambio de una visita del exprimer ministro a la empresa.

Pinar del Río lo nombró 'Hijo Amado' no está claro en base a qué requisito.

Pasó más de una tarde en un burdel de la armada en la Vía Colón, durante su estadía su ayudante de campo fue el joven teniente José Ramón Fernández. Antes de almorzar con el presidente cubano Grau, el estadista hizo que el auto regresara a medio camino del palacio presidencial porque ... había olvidado sus puros en el hotel, todo mientras el presidente de Cuba lo esperaba.

Churchill declaró que “Me siento muy feliz de estar en esta hermosa isla donde he sido tan bien recibido”, continuó en español frente a la multitud que lo vitoreaba “Aprovecho esta oportunidad para decir; Viva la Perla de las Antillas ”.

Al final de su estadía, volvió a declarar con entusiasmo: "Si no veo al presidente Truman, me quedaría aquí un mes".

Fue la última vez que vio la isla, luego tuvo que dedicarse a tiempo completo a la política volviendo a ser Primer Ministro de 1951 a 1955 después de haber sido Primer Ministro de 1940 a 1945 en plena Segunda Guerra Mundial.

“Sin cultura no hay libertad posible. La certeza de ese pensamiento, que no se limita a la cultura artística, hasta que implica el concepto de una cultura integral general, que incluye la preparación profesional y los conocimientos elementales de un amplio abanico de disciplinas ... ”.

Fidel