giovedì 3 giugno 2021

EL SECUESTRO DE FANGIO

Estamos en Cuba en 1958. El agonizante régimen de Batista, para tratar de mostrarle al mundo que todo va bien en el país, decide organizar un Gran Premio de automovilismo en La Habana, invitando a los grandes pilotos entre ellos el múltiple campeón argentino Manuel. Fangio. Arnol y Manuel son dos revolucionarios cubanos leales a Fidel, forman parte de un comando de 13 personas llamado Movimiento 26 de Julio que tienen la tarea de secuestrar al gran campeón. Fangio había marcado el mejor tiempo durante los entrenamientos, por lo que habría salido desde la pole. Los dos comandos se encuentran en el lobby del hotel Lincoln, Fangio sale del elevador, Manuel se acerca a él y le apunta con un arma en el costado invitándolo a seguirlo. Mud, creyendo que era una broma, sigue a Manuel hasta el auto estacionado frente al hotel que arranca a toda velocidad. El auto corre por los callejones de La Habana, en cierto punto se detiene frente a una especie de condominio popular, el campeón se vuelve hacia los secuestradores “¿Qué estamos haciendo aquí? ”, El conductor responde“ Solo 5 minutos ”. En ese momento el campeón se da cuenta de que no se enfrenta a una pandilla de criminales peligrosos sino a estudiantes revolucionarios que, a pesar de sus armas y todo lo demás, nunca lo harían daño. La casa a la que ingresa no es otra que la del piloto que quiso presentar al campeón argentino a su familia. Apretones de manos, autógrafos, algunos abrazos y el grupo vuelve al coche para llegar al verdadero escondite. Así llegan a la casa de Arnol, a estas alturas la noticia del secuestro del legendario campeón se ha extendido por todo el mundo, la ciudad está sitiada por la policía. En la casa de Arnol Fangio es recibido con una cena de bistec, ensalada, papas, queso y duraznos preparada por Aymee Moran, una de las mujeres involucradas en la operación. Lo hacen descansar en el dormitorio de la madre de Arnol, cuenta la leyenda que no descansó solo ... Después del descanso el comando le explica a Fangio los motivos de su gesto, el campeón escucha con mucha atención. En la noche las sirenas de la policía rompen el silencio fantasmal de la capital, Batista está furioso por el revés que ha sufrido. Lo que se suponía que iba a ser un gran evento mediático se ha convertido en una ridícula farsa. Se entrega un mensaje al dictador en el que Fangio dice estar vivo. Entre otras cosas, la carrera, frente a 150 mil espectadores, será suspendida luego de 30 km ya que un auto, el Ferrari Testarossa conducido por el cubano Cifuentes, golpeará al público en su salida, causando 7 muertos y 40 heridos. la embajada de Estados Unidos. Fangio pide a los secuestradores que puedan seguir la carrera, se enciende un televisor, rehenes y secuestradores siguen hombro con hombro el evento. Ante el dramático desenlace de la contienda, Fangio declara a sus secuestradores "Podría ser que yo también debería agradecerles en unos años". El campeón marcado por estos hechos decidirá retirarse al final de la temporada 1958. En ese punto se ha logrado el objetivo, los comandos liberan al prisionero, para evitar que Batista lo maten, acusan a los alborotadores, luego contacta con la embajada argentina. directamente. Los secuestradores y enviados argentinos se encuentran, Fangio sonriente presenta a "sus amigos secuestradores" antes de saludarlos con un apretón de manos. Los secuestradores se disculparon y prometieron invitarlo al futuro partido de la Revolución. No cabe duda de que se estableció una sólida relación entre Fangio y los secuestradores, quizás por una visión política común, quizás por haberlo sacado de aquella maldita contienda, quizás porque lo habían tratado muy bien, ¿quién sabe? A lo largo de los años, el campeón y los rebeldes se mantuvieron en contacto. Arnol fue invitado a ser miembro de la fundación Fangio, el campeón en 1981 fue a Cuba para encontrarse con Fidel y los secuestradores que ahora gobiernan el país por más de 2 décadas. El hermano de Fangio afirmó haberlo visto llorar pocas veces, en 1981 en La Habana fue una de esas veces. 1995 Buenos Aires, un señor mayor está sentado en una silla, ahora está cerca del final. Está muy débil, una persona entra a la habitación, la silueta camina hacia el anciano que entrecierra los ojos en un intento de entender quién está frente a él. La vista casi se ha ido, reconoce al hombre solo cuando está a unos pasos de distancia. "Arnol ... Cuba ..." el viejo intenta levantarse pero el hombre lo disuade, "no te fuerces Manuel, ya me he arriesgado a matarte una vez". Manuel sonríe a su nuevo amigo

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